Saltear al contenido principal

Liderazgo consciente en el entrenamiento canino.

Liderazgo consciente en el entrenamiento canino.

Debashis Chatterjee, pensador, escritor y reconocido orador mundial sobre temas de liderazgo, señala en su libro El Liderazgo Consciente: “El autocontrol es un viaje a un destino que podemos denominar el ser integral. Los seres integrales viven en la vida en unidad consigo mismos y su universo. Hay una armonía y una sincronización única entre sus creencias y sus actos”.

En cierta forma, todos estamos conectados con nosotros mismos, con los otros y con todo el universo. Cuando creemos algo, eso sucede; cuando cambiamos esa creencia, todo cambia también. Somos parte de algo mucho más grande. Somos seres sociales y sería ilógico definirnos sin tener en cuenta nuestras relaciones y nuestra comunicación con nosotros mismos y con los demás. Ahora bien, esas formas de relación cambiaron, nuestra comunicación también; nuestros entornos, recursos, tiempos, todo. Incluso la relación con nuestros amigos los perros que hoy son parte de la familia, y reflejo fiel de nuestras mayores coherencias e inestabilidades.

Aunque antes de continuar, retomemos aquello del Ser del que hablábamos al comienzo. Ese Ser que ha quedado bajo todas las máscaras que nos hemos creado a lo largo de la vida. A diferencia de nuestros perros, nosotros recibimos una influencia del entorno, cultural, social y una educación de nuestros padres y maestros que nos van diciendo lo que está bien, lo que no; incluso cómo debemos ser y pensar. No resulta llamativo entonces, que aquel niño curioso, inquieto, lleno de amor y carente de miedos se vaya acallando poco a poco.

Curioso, es que todos esos aspectos de nuestro niño dormido siguen genuinamente en nuestros perros desde el día que nacen hasta el día que mueren.

Eso es lo que nos atrae y nos gusta de nuestros perros. Y podemos verlo y reconocerlo, simplemente porque nosotros también lo tenemos. No importa que tan debajo de la superficie, toda nuestra esencia sigue estando allí. Si nos miramos en nuestro perro, incluso hasta con un poco de nostalgia, podremos ver ese niño pequeño que fuimos desplegando toda su magia. Nos encontraremos con esa parte nuestra que hemos ido “anestesiando” con el tiempo.

Muchos de nosotros conciben aquello de Tener, Hacer y Ser en ese orden; son los que viven desde fuera hacia adentro. Orden arbitrario y bastante poco feliz, porque responde a ese reconocimiento exterior por “Tener” que desea su ego y “Hacen” para complacerlo; luego “Son”, si es que queda un rato. Ahora bien, para revertir esa ecuación y para reconectarnos con nuestra esencia, sólo hace falta voluntad e intención; y nuestro cuatro patas estará allí para ser nuestro espejo y no permitir que nos olvidemos de ese lado auténtico.

No obstante, antes de seguir, nuevamente hago una pausa. Tal vez en esta oportunidad, para mostrar otra la otra “pata” primordial de este trabajo: ¿si nuestros perros son seres esenciales, por qué tienen problemas de comportamiento? Aquí es donde entra en juego el liderazgo consciente aplicado en el entrenamiento canino. En este punto, un entrenador entiende que ese comportamiento está influenciado por cierta energía emocional de su líder. Aquí es donde comienza el desafío, pues el trabajo del entrenador se concentrará -en muchísimos casos- muy probablemente en el guía, más que en el perro.

El perro y su guía como una relación que debe ser analizada en su totalidad. Aunque son posibles en algunos casos, es raro que en el perro surjan comportamientos aislados, repentinos e inesperados (aunque así lo adjetive su guía al principio). No sería realista analizar ese comportamiento fuera de una relación y de un contexto. Esta es la concepción fundamental de abordaje del ELC (Entrenador de Liderazgo Canino).

A propósito de ello, José Antonio Mézlau, nuestro experto en comportamiento canino, liderazgo y desarrollo personal, cuenta en una de sus conferencias un caso que recuerda y que tiene que ver con lo que veníamos diciendo. Una señora vivía con dos perras que se llevaban muy bien, hasta que un día comenzaron a pelearse fuertemente. José no descartó que se tratase de un caso de incompatibilidad de caracteres entre ellas; no obstante, se atrevió a indagar a su Guía y Líder y efectivamente, ella estaba atravesando un intenso conflicto con un familiar. ¿Casualidad? No. No existen las casualidades.

Más aún. Si a ese conflicto personal que tenía la señora, le sumamos el estrés en el trabajo y la ansiedad, será fácil imaginarnos la energía que ella proyectaba; la energía con la que influenciaba a sus vulnerables peludos. Ese es el punto. Pues a partir de esta indagación, es posible ver más allá del comportamiento agresivo (cierto) que estaban atravesando sus amigas y compañeras de cuatro patas.

Como Guía y Entrenador canino ¿te ha tocado vivenciar un episodio similar al que hemos comentado, o una situación en la que la búsqueda de las causas parecía estar fuera de los perros? ¿Sabes lo importante que es tu influencia sobre los guías de un perro para conseguir los objetivos deseados? ¿Entiendes la importancia que tienen los perros en la vida de las personas y como a través de ellos puedes ayudarles a mejorar su liderazgo interior?

Es importante que la nueva era de Entrenadores Caninos recoja la responsabilidad de mirarse y ser mejores personas para poder dar un mejor servicio a la sociedad, consiguiendo ser más efectivos en el acompañamiento y guía de otros líderes de perros. Por ello, la certificación como Entrenador de Liderazgo Canino (ELC), junto con la metodología del Entrenamiento de Contacto Emocional (ECOE) son, hoy por hoy, una excelente respuesta.

Para establecer un liderazgo consciente en el entrenamiento canino es importante:

Estar al servicio de los demás. El líder consciente mira lo que falta para conseguir el resultado deseado y se pone al servicio de la persona para que lo logre.

Generar confianza en las personas. El rol del líder consciente es creer en las personas junto con sus perros, en su potencial y en su capacidad para cometer errores y aprender de ellos.

Establecer una conexión emocional. Conocer las emociones propias, reconocerlas en los demás, en los perros y generar espacios para que las mismas fluyan sin más, es una herramienta invaluable para el ELC.

Accionar con valores universales. Ponderar los valores en una relación personal, permite llegar a los resultados deseados y sostenerlos.

Pautar el reconocimiento. El ELC sabe cómo dar un feedback enriquecedor -que permita el reconocimiento y el desarrollo-.

Contemplar el éxito compartido. El líder consciente sabe que el logro es de todos los que participan de un desafío. Que no es mérito de uno o de otro, sino de todos ellos en relación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *